Ir al contenido principal

Destacados

Carla, la Italiana

  En los campos de Cardales, bajo el cielo azul sin fin, Vive Carla, la italiana, con su alma llena de pasión. Aventurera y valiente, como el viento que susurra, Surca mares y nubes, en su búsqueda sin tregua. Conoce cada sendero, cada flor y cada rincón, En su mirada brillan estrellas, en su voz, sabiduría. Encuentra en cada rostro, un universo por explorar, Y en cada palabra, un puente para conectar. Carpe Diem, su lema, en cada alba y atardecer, Abrazando el momento, sin temor a perder. En su globo aerostático, desafía la gravedad, Volando alto, sin miedo, hacia la inmensidad. Y cuando el sol se oculta, y la luna dibuja su lienzo, Carla sigue siendo ella, en su mundo sin remiendo. Así es ella, un poema en sí misma, en cada latido, Una musa de aventura, en este mundo compartido. En los versos de la vida, su historia siempre escribe, Carla, la italiana, en la memoria perdura. En cada paso, en cada suspiro, su legado revive, En el corazón de quienes la aman, su luz sobrevive.

La Cámara Del Silencio


Frente a la pantalla de la cámara de vigilancia de su casa, su reflejo solitario se confronta con el silencio de su existencia, cada gesto, cada mirada, un eco resonante de los sueños perdidos que habitan en aquel rincón. La cámara, testigo silente de su desasosiego, captura suspiros, traza con firmeza su semblante, donde la tristeza parece encontrar su refugio, en un hombre atrapado en un mundo sin fervor. Se contempla, pero no logra reconocerse en el reflejo, en su mirada, busca algo más, pero solo halla reproches, un despecho, una sombra pálida de su antigua felicidad. Con cada nuevo amanecer, una puerta se entreabre, invitándolo a tejer una historia diferente, a pesar de la soledad que aún lo rodea y aprisiona, sabe que en su interior arde una fuerza indómita. Así que, mirando su propia cámara, se promete a sí mismo que enfrentará sus miedos, sus penas y que romperá las cadenas de su propia prisión llamada soledad.

Comentarios

Entradas populares